Conocí a Alex en un momento difícil de mi vida, tenía cáncer y un pasado complicado de abusos y maltrato. Hice unos cursos de coaching en el que él era uno de los entrenadores, el proceso duró unos 90 días, y pasé por muchas etapas.
No puedo decir más que cosas buenas de él, me dio su mano y me ayudó a ponerme en pie, me ayudó a ver el caos que había en mi vida, me ayudó a ver más allá del caos, a ver que podía ser de otra forma, que tenía derecho y a la vez la obligación de salir de ahí. Que se trataba de mi responsabilidad y que estaba en mi mano cambiar todo, que tenía que decidirlo yo y solo yo, que yo podía llevar el timón de mi barco y no dejar que lo hiciera siempre otro para poder así culpar de lo malo que pasaba en mi vida a los demás.
Alex me ayudó a saltar al vacío, a creer en mis sueños, a ver en mí, una artista creadora de sueños. Me dio su hombro para apoyarme cuando no me podía sostener y me dio un bastón para poder caminar sola hasta poder soltarlo y sostenerme por mi misma.
Hoy en día, mi vida tiene orden, se va estructurando poco a poco, soy feliz y responsable de ella. Cuando tengo la gran alegría de charlar con Alex siempre doy un paso más, siempre tiene unas palabras que me abren más los ojos, la consciencia, siempre aparece la causalidad de cruzar palabras que van más allá del verbo, directas al alma para comenzar otro cambio.
¿Qué si recomiendo a este angelito que vive en la tierra? Pues si estás dispuesto a vivir tu vida de verdad, es la mejor persona que con la que te puedes cruzar.